
La inspiracion, aquello que poetas y pintores llaman musa, es una cruel compañera, va y viene a su antojo y muchas veces nos deja vacios, huecos, sin motivacion alguna para poder plasmar algo de nosotros para el mundo.
La inspiracion es caprichosa y aparece cuando quiere, no cuando la necesitas, es mas, si la llamas no aparece y si la ignoras se te presenta sin ni siquiera preguntar si la hora es adecuada.
La inspiracion es despiadada, le gusta el pesimismo, la tristeza, el dolor del alma, mientras mas hundido te encuentras mas inspiracion sientes, los textos se vuelven ricos y atractivos para el lector.
La inspiracion es apasionada, te envuelve, te embruja, te posee, te enloquece y ademas es embriagadora, anula todos tus sentidos para que le des lo mejor de ti y cuando termina contigo estas exahusto, agotado, pero feliz por lo logrado, por lo que has dado de ti.
La inspiracion es celosa, si te encuentras feliz te abandona, no soporta compartir terreno en tu ser con otro sentimiento que haga volar a tu corazon.
La inspiracion para muchos tiene cuerpo de mujer, por esta razon muchos artistas y genios buscan falsas musas, seres a los cuales amar, cuya personalidad se asemeja a la de la inspiración: crueles, caprichosas, despiadadas, apasionadas, embriagadoras y celosas.
Pero se olvidan que la inspiracion, la musa, no tiene piedad, cuando deja de creer en ti, te abandona y si no logras hacerla regresar, hiere de muerte a tu obra.
Por eso he decidido, ahora que esta por empezar un nuevo año, no dejar que la inspiracion me abandone, ni apoyarme en falsas musas para continuar escribiendo, porque se que ese tipo de seres no me convienen.
Mi inspiracion tendra que aprender a convivir con la felicidad que llegue a mi, esa felicidad que dia a dia me demuestre que su poder sobre mis sentimientos, mi alma y mi corazon es mayor que el de cualquier musa.