
Soy un guerrero, claro que lo soy, siempre lo he dicho, siempre lo he demostrado, nadie puede dudarlo ¡!¡
He luchado mil batallas, unas mías, muy personales, otras de la gente que me rodea, de mi gente, algunas veces he perdido, pero las mas he salido victorioso, así es mi vida, esa es mi vida, así soy yo, ese soy yo.
Pero esta vez algo sucedió, algo pasa conmigo, ya no quiero mas luchas, mas batallas, esta vez me he rendido, por eso he dejado mi espada en un rincón y mi armadura en el armario.
El motivo… Se cruzo en mi camino un ser muy especial, su nombre es Valeria, linda y pequeña como un ratón.
Y es que apareciste en mi vida y me has hecho sentir, pensar, creer, querer, amar y como no iba a ser así si eres una mujer extraordinaria, hermosa, con una mirada que hizo cambiar mi vida, lo sabes muy bien, siempre te he dicho que tus ojos son lo mas maravilloso que los míos han podido ver.
Cada una de tus miradas, cada una de tus sonrisas me llegan muy dentro, me hacen sentir bien, feliz, estando contigo no existe nada mas alrededor, te quiero como nunca he querido a nadie, al menos no recuerdo haberlo hecho así, de esta manera.
Quiero tenerte cerca siempre, quiero estar siempre contigo y para ti, quiero compartir contigo, la vida, los sueños, los caminos, las sonrisas, las alegrías, los momentos duros, difíciles y también los buenos y mágicos, quiero ser parte de tu vida y que seas parte de la mía, quiero entregarte todo este amor que he guardado aquí dentro de mi durante mucho tiempo hasta que llegara alguien así como tu.
Es difícil que un guerrero logre todo esto, por que no sabe como actuar ante las cosas del corazón, ya que este solo sabe de luchas y batallas por eso he decidido matar a este guerrero.
Hoy a muerto un guerrero, pero ha nacido un hombre enamorado, un hombre enamorado que luchara por ti, como un guerrero…!¡!
Valeria, gracias por haberte cruzado en mi camino, Te quiero mucho!¡!
Carlos Varela De Moyá.
“Cava”