Me gusta cuando me miras, te miro, cuando sonríen primero las
miradas y después los labios.
Me gusta que no dejes de mirarme, me gusta tomar tu cara y
besarte, al principio con un solo roce, después lentamente, que se entreabran
los labios para que sean nuestras lenguas las que se miren, se reconozcan y se acaricien.
Me gusta cuando te abrazas a mi cuello, entonces aparto tu
pelo y te susurro al oído, tu piel se eriza, la mía la acompaña, beso tu
mejilla, me acerco a tu cuello, tu cierras los ojos y sonríes.
Se aceleran tu respiración y mi pasión, mi respiración y tu pasión,
nuestras miradas se buscan, se encuentran y entonces hacen un pacto, conocemos
esas miradas, sabemos que ya no hay marcha atrás, el deseo se ha apoderado de
nosotros.
Me gustan tus manos alborotando mi cabello, me gustan las
mías recorriendo tu cuerpo, besamos y acariciamos cada centímetro de tu piel,
de mi piel, estas responden a cada provocación, a cada caricia, a cada beso.
Es increíble cómo se para el tiempo, cuando el deseo pasa de
ser algo intangible a ser algo real, tanto que quema, tanto que el amor, la
pasión y la excitación se funden en uno solo, así como tú, así como yo.
Me gusta que no pongamos reglas a este nuestro juego, porque
sabemos que los juegos importantes de la vida se juegan sin reglas.
Me gusta lo que sentimos, me gustas tú.
Cava.
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