LA LUNA.
En la
oscuridad de la noche desperté sobresaltado, un escalofrío recorrió cada centímetro
de mi cuerpo, un grito desgarrador corto el aire, tembloroso miré a mi
alrededor, no había nada, pero aun resonaban esos lamentos en mis oídos.
Poco a poco,
mientras me serenaba me horrorice al darme cuenta de que esos gritos provenían
de mi interior, mi corazón levanto su voz, por más que me tapaba los oídos no
dejaban de escucharlo gritar.
Lentamente
cruce el pasillo, me acerque a la ventana y mire la luna, hice lo único que podía
hacer, sentarme a escuchar a mi corazón, por más que trate de hacerle callar sabía
que algún día se alzaría y no habría escapatoria y ese día había llegado.
Protegido
por la luz de la luna, escuche atentamente, por fin esos lamentos cesaron y se
convirtieron en palabras, era como si alguien me hablara al oído y ese alguien
me ofreció ni más ni menos que la luna, entre susurros me dijo:
” Cada vez
que te sientas solo, cada vez que notes como la tristeza pesa en tu corazón,
mira a la luna, este donde este, le mandare todos mis besos, mis más tiernos
abrazos y mis más dulces caricias para que te las haga llegar”.
A medida que
escuchaba estas palabras, mi alma se llenaba de paz, entonces lentamente el
sueño me fue consumiendo.
Al despertar
descubrí una sonrisa dibujada en mi boca, aun recordaba lo que había sucedido,
no puedo asegurar si fue sueño o realidad, quizá solo fue un sueño, o tal vez
mi corazón quería decirme que allá afuera, existe una persona dispuesta a
regalarme la luna y con ella, todo su cariño, su complicidad y sus cuidados.
Lo único que
puedo decir es que cada noche antes de dormir, dedico mi última mirada a la
luna y sé que hay alguien detrás de ella que me regalara su amor y su compañía,
solo espero que esta persona llegue muy pronto, para así hacer juntos de la
vida un delicioso juego de amor, pasión, comprension y respeto.