Yo sé que en verdad me quiso, la escuché decir te amo, lo
escuché de su boca con la claridad de su voz, cuando la abrasé y acaricié con
mis dedos su cabello, sus mejillas, nos fundimos en un beso, un beso grande,
hermoso, portentoso, pareciera que no queríamos separarnos nunca más, fue justo
ahí cuando pude escuchar un lejano "te amo", lejano, pero mío.
Lejano pero profundo, tierno, verdadero, nada quedó mejor
que el silencio como respuesta y nos seguimos amando, mi boca besando su boca,
mordiendo sus labios, llegando a su cuello, sus hombros, sus brazos, su pecho
desnudo.
Mi mirada recorriendo toda su anatomía, enloquecida por
aquel orgasmo visual lleno de pasión, deseo, ternura, amor, entonces nuestras
miradas se encontraron y se prometieron estar juntas siempre.
Mis manos muy despacio tocando su cuerpo tan bello, tan
dulce, aromático, su cabello alborotado, su torso desnudo, su espalda, sus
piernas, su sexo, todo era delicado, perfecto e imperfecto.
Una mujer, una diosa, un diablo, un ángel, pureza y maldad.
Mi boca besando su cuerpo, mis manos recorriendo su piel, mi
alma fundida con la suya, demasiados besos, demasiada embriaguez...
Cava.