lunes, julio 24, 2017

UNA MIRADA.



Todo comienza con una mirada, unas pupilas que se agrandan, que brillan, que saben hablar en un idioma que no podemos dominar.

Tenemos enfrente unos ojos que lo entienden porque se expresan del mismo modo, se susurran, se acarician, se sonríen y son solo ellos los que saben cuándo lo demás sobra, ahora no hay cabeza, no hay corazón, no hay lugares, no hay relojes, no hay futuro, solo existe el ahora.

No hay otro idioma que no sea ese que se habla sin palabras y sin sonidos, no existe más que una mirada que pide, que busca, que desea, que intuye, que cree y que sabe, sabe escuchar sin oídos, hablar sin palabras, comprender sin mente, sonreír sin boca, desnudar sin manos.

El espacio se llena con deseo, los labios se acercan, sobra la mirada, los ojos se cierran, los labios se unen, se reconocen, se entienden, se entreabren, se funden, las lenguas se enredan, se buscan, se encuentran, se acarician, se entienden.

Y la piel se eriza, y pide, y las manos la entienden y apartan la ropa, y la recorren, la descubren, la reconocen, la memorizan, la respiración se acelera, sobran las palabras, falta el aire, los cuerpos se entregan, saben cómo actuar, se entienden, se hablan, se acoplan.

Y no hay más, no hace falta más que lo que existe ahora.


Y todo empezó en una mirada.

Cava.

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