miércoles, agosto 17, 2022

ENCUENTRO, RECUERDOS, DESPEDIDA.






Parecía un día como cualquier otro, la rutina mañanera me levanta para apagar el despertador, me estira para tratar de sacar la flojera y las ganas de regresar a la cama, tomo el control remoto, enciendo la televisión para escuchar las noticias, mientras tanto escojo la ropa que he de portar el día de hoy, me dirijo al baño, al abrir la puerta de mi recamara, escucho como todos los días, las pisadas de mis perros que corren para darme los buenos días.

 

Quien imaginaria que este día, habría de encontrarte, estaba yo ahí, sentado fumando un cigarro, cuando escuche esa singular palabra ¿“JORGIN”?

 

Nunca nadie me ha llamado así, solo tú, en aquellos nuestros días, al voltear y verte en ningún momento dude que fueras tú, saludo de beso, un abrazo largo, apretado, termino el abrazo, pero seguíamos tomados de la mano, nuestras miradas eran especiales, como si algo recordaran.

 

Automáticamente vinieron a mi mente, tantos y tantos recuerdos: Nos conocimos por que tu llegaste a la oficina para hacer tu servicio social junto a otras niñas, yo no te hablaba y tiempo después me lo reclamaste.

 

Nos empezamos a hablar, una vez que yo estaba cantando, entonces te pusiste a cantar conmigo, moríamos de la risa, ¿lo recuerdas? Aun sin ser pareja, todo mundo pensaba que lo éramos, inclusive éramos la pareja de moda aun sin serlo.

 

Comenzamos la relación una tarde al quedarnos solos en la oficina, un beso confirmo lo que era más que obvio, el amor nos había atrapado, por obvias razones te llevaba conmigo en todo momento, a cada evento, a cada encuentro, según porque necesitaba a alguien que me asistiera, nunca nadie se comió esa mentira.

 

Como olvidar esos momentos, conformábamos un excelente equipo de trabajo, después las tardes eran nuestras, caminábamos, íbamos y venimos, reíamos siempre, lo pasamos muy bien, éramos muy felices y como olvidar los zapatos, aún recuerdo tu colección, aproximadamente 50 pares, todos hermosos y aun así siempre querías más, hacerte un regalo no era complicado, sabía que un par de zapatos siempre te haría feliz y ¿nunca falle o si…?

 

Por las noches dábamos rienda suelta a nuestra pasión, fueron momentos maravillosos, en los cuales confirmábamos nuestro intenso y divertido amor, lleno de tu olor, tu sabor y tu calor.

 

Entonces volví a la realidad, estábamos ahí, frente a frente, aun tomados de la mano, mirándonos, haciéndonos las preguntas de rigor, ¿cómo estás? ¿Qué te has hecho? ¿Qué haces por acá?

 

Llego el momento de despedirnos, un beso en los labios, un simple beso en los labios, en nombre de aquella historia que escribimos llena de amor, pasión y deseo.

 

Cada uno tomo su camino, tu hacia tu casa, para cuidar de esta, de tu esposo y tus hijos.

 

Yo a seguir viviendo, sonriendo y soñando.

Cava.


 

No hay comentarios.: