domingo, enero 14, 2024

LA LUNA.





 

En la oscuridad de la noche desperté sobresaltado, un escalofrío recorrió cada centímetro de mi cuerpo, un grito desgarrador corto el aire, tembloroso miré a mi alrededor, no había nada, pero aun resonaban esos lamentos en mis oídos.

 

Poco a poco, mientras me serenaba me horrorice al darme cuenta de que esos gritos provenían de mi interior, mi corazón levanto su voz, por más que me tapaba los oídos no dejaban de escucharlo gritar.

 

Lentamente cruce el pasillo, me acerque a la ventana y mire la luna, hice lo único que podía hacer, sentarme a escuchar a mi corazón, por más que trate de hacerle callar sabía que algún día se alzaría y no habría escapatoria y ese día había llegado.

 

Protegido por la luz de la luna, escuche atentamente, por fin esos lamentos cesaron y se convirtieron en palabras, era como si alguien me hablara al oído y ese alguien me ofreció ni más ni menos que la luna, entre susurros me dijo:

 

” Cada vez que te sientas solo, cada vez que notes como la tristeza pesa en tu corazón, mira a la luna, este donde este, le mandare todos mis besos, mis más tiernos abrazos y mis más dulces caricias para que te las haga llegar”.

 

A medida que escuchaba estas palabras, mi alma se llenaba de paz, entonces lentamente el sueño me fue consumiendo.

 

Al despertar descubrí una sonrisa dibujada en mi boca, aun recordaba lo que había sucedido, no puedo asegurar si fue sueño o realidad, quizá solo fue un sueño, o tal vez mi corazón quería decirme que allá afuera, existe una persona dispuesta a regalarme la luna y con ella, todo su cariño, su complicidad y sus cuidados.

 

Lo único que puedo decir es que cada noche antes de dormir, dedico mi última mirada a la luna y sé que hay alguien detrás de ella que me regalara su amor y su compañía, solo espero que esta persona llegue muy pronto, para así hacer juntos de la vida un delicioso juego de amor, pasión, comprension y respeto.


 

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