A VECES.

A veces es necesario hacer una pausa, detener el camino, analizar, evaluar y concluir, cuando la felicidad no te acompaña, cuando se derrama una lágrima a diario.

Cuando los sentimientos se han extraviado, hay que instalarse ante una mesa, servir un par de copas de vino y conversar, revisar la conveniencia de terminar, de romper el compromiso porque algo no anda bien.

A veces es necesaria una separación, alejarse para medir el grado del amor,
para comprobar si los afectos permanecen o si simplemente ya han muerto.

Duele vivir esta experiencia sobre todo cuando se proyecta un plan para toda la vida, no es fácil admitir el fracaso, no es fácil renunciar a lo soñado, pero tampoco es fácil tolerar el infierno, la distancia, la frialdad, la indiferencia.

Cava.